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Como todos sabemos a todos nos gusta que nos den regalos, obtener cosas gratis. Por ejemplo ir a una convención y que te den regalos, obsequios o muestras nos encanta, siempre nos lo llevamos a casa ya que tienen utilidad, como son un boli, una taza, una agenda,

Podemos poner de ejemplo un experimento para demostrar que la calidad de un producto no importa ya que la mayoría de nosotros elegirán el producto que sea gratis, ya que las cosas gratis saben mejor. Somos capaces de hacer una cola de media hora por un regalito, pero si hay que pagar por ello… en ese caso nos lo pensamos

El experimento consistía en hacer a los participantes eligieron entre dos tipos de bombones que ponen a la venta. Por un lado una marca con reputación y de calidad, y por otro lado unos bombones más corrientes y normales. El precio de salida era de 15 céntimos por un bombón de calidad y 1 céntimo por los bombones normales. A pesar de los diferentes precios, no nos sorprendió ver que los compradores actuaban con racionalidad, comparando tanto el precio como la calidad. El 73% de los compradores optaron por la marca más conocida, ya que era un precio muy bajo comparado con el precio real de mercado.

La cosa cambió cuando los bombones normales los daban gratis. Pese a que los bombones de calidad había bajado a 14 centimos de su precio de mercado, el 69% de los consumidores se decidieron por los bombones más simples sólo porque eran como regalos.

Podemos concluir que cuando el consumidor va a comprar algo, valora la relación calidad-precio, pero si tenemos la oportunidad de obtener algo de manera gratuita esta relación pierde sentido.

De manera inconsciente nuestra mente adora los regalos, como hemos comprobado en el experimento cuando nos encontramos frente a la palabra “gratis” o “regalos” atraemos la atención del consumidor irremediablemente. Algunas investigaciones demuestran que recibir regalos genera endorfinas, hace que nos sintamos bien y nos segrega felicidad.

En la práctica, como son las ferias empresariales los regalos promocionales son básicos. Lo ideal sería regalar cosas útiles y personalizadas con el logo de la empresa que harán que recuerden el nombre. ya que en el caso de repartir folletos tienen una probabilidad muy alta de que acaben en la basura sin haberlos leído.

Además se puede aplicar a programas de incentivos dentro de la propia empresa, así se consigue estimular la productividad de los trabajadores y premiar sus esfuerzos. Por eso se puede afirmar que los regalos promocionales son una canal de comunicación genial entre las empresas y los consumidores o sus trabajadores. Al llevar grabado el logotipo o un mensaje, el cliente recordará el nombre de la empresa que le hizo ese regalo que le resultó útil, gracioso, bonito, y que le hizo feliz en el momento en que lo recibió.